En ocasiones, los pacientes con dolor pueden notar como éste aparece o incrementa por la noche llegando a influir en la calidad del sueño. Además, cuando la calidad del sueño empeora, es más fácil que nervios periféricos y centrales se sensibilicen más fácilmente potenciando así la cantidad de información de peligro o daño que se envía al sistema nervioso central, pudiendo provocar un aumento progresivo del dolor además de un empeoramiento progresivo de la salud general. Pero ¿porqué puede aparecer este aumento del dolor por la noche? Estas son algunas de las causas más importantes:

• Uno de los motivos por el que el dolor puede aumentar por la noche es, en sí, una mala calidad del sueño. Como se ha comentado en el inicio de este artículo, aumenta la sensibilización de los nervios periféricos y centrales disminuyendo el umbral del dolor y, en el momento del día donde más fatiga general suele haber (noche), este mecanismo se ve potenciado, facilitando la aparición o aumento del dolor.
• Otro motivo de aumento del dolor nocturno es la sobrecarga mecánica debida a un exceso de demanda según la condición física actual del paciente. Es decir, si el paciente X tiene una capacidad física de 5 pero sus requerimientos de actividad diarios requieren de una capacidad física de 7, habrá un exceso de exigencia en el organismo para la cual no está adaptado en ese momento, provocando esta sobrecarga mecánica, aumentando la sensibilización periférica y central y disminuyendo el umbral de dolor.
• Los estados inflamatorios también aumentan el dolor nocturno. Cuando una parte del cuerpo está inflamada, las sustancias químicas y hormonales propias del organismo humano siguen un proceso según el momento del día en el que se encuentren. Por ejemplo, los niveles de interleukina-6, una citoquina (proteína) ligada a los procesos inflamatorios que ayuda a provocar la sensación dolorosa, aumentan a partir de las 19 horas hasta las 5 de la mañana aproximadamente. Además, se ha visto que esta citoquina podría aumentar aún más en la fase REM del sueño, pudiendo llegar a provocar un aumento de las señales nerviosas hacia el sistema nervioso central, provocando que el paciente despierte y sienta dolor.

Cuando hay un dolor neural, como el dolor provocado por un nervio ciático lesionado, normalmente hay una disminución del aporte sanguíneo al nervio, provocando situaciones de isquemia leve. La isquemia suele ser un motivo de dolor, debido a que se produce una destrucción celular en la zona con isquemia. Cuando llega la noche, por lo explicado en el punto anterior y añadiendo que normalmente disminuye la presión arterial al estar tumbado y relajado, disminuye el aporte sanguíneo a la zona nerviosa lesionada, pudiendo provocar aún más dolor o la aparición de éste. Esto se puede aplicar también al dolor lumbar de origen discogénico con predominio nocturno, ya que disminuye levemente la nutrición del disco lesionado además de aumentar las señales inflamatorias.